miércoles, 20 de abril de 2016

Cine: 'El niño y la bestia' de Mamoru Hosoda (2015)


Hace unas semanas, con mucha suerte (sí, la misma que tuve con Los casos del Departamento Q), pude conseguir el pase de prensa para ver (al fin) la nueva película de Mamoru Hosoda: El niño y la bestia (Bakemono no Ko). 

  El protagonista de esta historia es Kyuta, un niño solitario que vive en Tokio y decide escaparse de casa. Kumatetsu, una criatura sobrenatural en forma de oso, se cruza con él. El niños sigue a la misteriosa criatura hasta un mundo fantástico que fronteriza con el suyo. Con el tiempo, Kyuta empieza a conocer a Kumatetsu y a habituarse a su nuevo hogar, en el que vivirá multitud de aventuras. 

Dado que conocía los anteriores trabajos del director, sabía que una decepción no me iba a llevar, eso por descontado. Y así fue. Sin embargo, la historia no consiguió calarme tanto como lo hicieron sus tres obras predecesoras. Esto fue seguramente debido al exceso de epicidad del final (para mi gusto, claro está). No obstante, el último trabajo del gran Mamoru Hosoda no es nada reprobable. 

Viendo su trayectoria, se nota que ha ido en alza en cuanto a la animación. De su anterior film, Wolf ChildrenLos niños lobo (Ôkami Kodomo no Ame to Yuki, 2012) a este hay un salto de calidad considerable. Especialmente en el diseño de los personajes, cada vez más realistas y cuidados. Al menos es comparable con el film citado anteriormente y su primer largometraje (obviando la película de Digimon en 2000, ya que no era el único director), La chica que saltaba a través del tiempo (Toki wo Kakeru Shôjo, 2006), ya que bajo mi punto de vista, la película más infravalorada del director (con respecto a las otras), Summer Wars (Samâ Wôzu, 2009), es su mejor y más original trabajo (que recomiendo muchísimo). En la misma Hosoda contó con la labor del guionista Satoko Okudera, al igual que en sus anteriores películas (compartiendo trabajo con él en Wolf Children). Con El niño y la bestia, Hosoda se estrena como director y guionista (único), de un modo muy loable y que espero que lleguen a reconocerle como merece. 
Salvo en Sitges y algún festival más (especialmente en Japón, como es obvio), estas películas apenas tienen el reconocimiento que se merecen. El público (sobre todo), la crítica y las distribuidoras se centran en algo más "comercial" (que tampoco), como las obras del casi desaparecido (?) Studio Ghibli (y reitero el tampoco, porque el estreno de La colina de las amapolas brilla por su ausencia, a día de hoy). Mientras que los largometrajes de Hosoda o los mediometrajes de Makoto Shinkai (por poner ejemplos de dos de mis favoritos) acaban directamente siendo lanzados en formato físico, sin poder disfrutarlas en una sala de cine como a muchos nos gustaría. 

Animo a que cualquier amante de la animación, o las madres y padres lleven a sus hijos a verla al cine. Es realmente disfrutable. Una historia preciosa, emocionante y muy, muy divertida. Con una enorme banda sonora (de Masakatsu Takagi, también responsable de la BSO de Wolf Children, igual de maravillosa) y una animación para dejarte casi sin aliento (si eres de los que disfruta "por los ojos", y con el corazón). 

NOTA: 8/10 

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